MODERNISTA CELLER
LA CATEDRAL DEL VI
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LA CATEDRAL DEL VI
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LA CATEDRAL DEL VI

Una Joya Modernista

La Bodega Modernista de Pinell de Brai, conocida popularmente como
“La Catedral del Vi”
, es mucho más que un edificio: es el reflejo material de un ambicioso proyecto de modernización agraria y de la fuerza del cooperativismo rural en la Cataluña de principios del siglo XX.

Definida por el escritor Àngel Guimerà como una de las más bellas catedrales del vino, su historia arranca en 1919, cuando un grupo de viticultores de la Terra Alta impulsa la creación de una bodega cooperativa que dé respuesta a la necesidad de unir esfuerzos y modernizar las técnicas de producción.

Discípulo de Antoni Gaudí

Cèsar Martinell

Para erigir este símbolo de progreso, los socios encargan el proyecto a Cèsar Martinell, discípulo de Antoni Gaudí y figura clave del noucentisme agrario.

Entre 1919 y 1922, Martinell combina los elementos constructivos de la arquitectura tradicional catalana con la sensibilidad ornamental del modernismo.

A las aportaciones estéticas añade también innovaciones técnicas aprendidas de su maestro: canalizaciones subterráneas para la regulación térmica, sólidos depósitos de cemento armado y sistemas de drenaje que mantenían la calidad de la uva en cada campaña.

La bodega se organiza en tres naves frontales contiguas, con dos más situadas transversalmente en la parte posterior y a diferente nivel.

La nave de la izquierda, con dos plantas y cubierta de solapamiento de madera, fue destinada al molino de aceite, mientras que las naves centrales y de la derecha albergan las salas de tinas.

Estas naves se cubren con arcos parabólicos, creando un equilibrio estructural que refuerza la sensación de ligereza y luminosidad.

Arte, humor y cultura

La bodega está coronada por una potente cornisa decorada con cerámica vidriada en color verde, mientras que el zócalo de piedra abujardada integra las monumentales puertas de entrada.

Estas puertas, situadas en el centro de cada nave, completan la monumentalidad de la fachada, convirtiéndola en un referente de la arquitectura modernista en la región.

En la parte superior de la fachada, una celosía de ladrillo y un friso cerámico, pintado por Xavier Nogués, recorren toda la estructura. Este friso, que muestra caricaturas de los trabajos de recolección y elaboración del vino y aceite, es uno de los elementos que aporta un valor único a la obra de Martinell.

A las aportaciones estéticas añade también innovaciones técnicas aprendidas de su maestro: canalizaciones subterráneas para la regulación térmica, sólidos depósitos de cemento armado y sistemas de drenaje que mantenían la calidad de la uva en cada campaña.

Un paseo por la historia

Aquesta actuació està impulsada i subvencionada pel Servei Públic d’Ocupació de Catalunya i finançada al 100%
pel Fons Social Europeu com a part de la resposta de la Unió Europea a la pandèmia de COVID-19.

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